Salgo temprano de Medina del Campo y pronto tomo el Camino de Levante que más tarde en Zamora desemboca en la Vía de La Plata que me llevará a Granja de Moreruela en la provincia de Zamora.
Trazado fácil en su mayor parte y muy buen día en cuanto a la climatología.
Horizontes abiertos en la meseta castellana.
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Bueno, lo de tranquila nada. Pasé por cuatro aldeas y en todas me salieron perros, normalmente muy grandes que me ladraron y persiguieron, cortándome el camino y haciéndome dar la vuelta. Es lo normal en la Galicia rural, en cada casa un perro, suelto y no controlado por su dueño, ni tan siquiera el dueño se encuentra cerca.
En el cuarto perro que me salió amenazante a mi encuentro, no había ser humano cerca, allí ya me planté y me di la vuelta hasta que el perro paró. Llamé al 112 para que me pusiera con la guardia civil y estos enviaron a un hombre de protección civil que con un todo terreno me acompaño a pasar por la aldea, ya había pasado media hora o más y el perro había desaparecido.
Riós, día 2 (Ruta por la zona norte).
Tomo el camino de Santiago en dirección Laza, para luego volver por Verín.
Se corona el puerto de Fonte da Cova (Peña Trevinca) y de allí a la Baña en bajada.
Ahora,
en el alto del Carvajal, pensaba que ya había subido todo lo que había que
subir en la etapa de hoy y que no había sido poco. Mi destino Truchas donde
finalizaría, ya solo me quedaba una bajada de veintitantos kilómetros.
Pero
en Truchas no había alojamiento y mis piernas decían que ya habían tenido
suficiente.
Opción
uno: Acampar en el bosque de los alrededores tranquilamente (llevo tienda, saco
y colchoneta), pero los 2º C de mínima que predecían desde las 4 a las 8 de la
mañana me daban esa opción como última opción.
Opción
dos: Continuar hasta Castrocontrigo, unos
28 kilómetros más. (La Stamina de mi Garmín hacia tiempo que la
llevaba a cero, pero yo nunca he hecho caso a estos parámetros que te dan estos
aparatejos en lo que se refiere al control de mi cuerpo, siempre he decidido
según sensaciones, incluso compitiendo). Mi cabeza decía que 28 kilómetros más
de repechos sin ningún puerto considerable estaba chupado, que se fastidien las
piernas.
Llego
a Castrocontrigo y el hotel estaba cerrado y la única pensión estaba
completa.
La opción dos se convierte en opción dos B: Continuar hasta Rionegro del Puente, unos 24 kilómetros más, aunque ya estaba bastante cansado, como todavía me quedaba luz, continué pedaleando repecho arriba, repecho abajo, por una carretera solitaria, ondulante y bonita hasta llegar a Rionegro del Puente, donde me alojé en un albergue que estaba francamente bien.
