18/5/09

Piratas, ficción y realidad


Creo que he visto toda la saga de Piratas del Caribe, disfrutando de las peripecias del Capitán Sparrow en el cine con mi hijo Diego o relajados en el sofá de casa.
El Capitán Sparrow y sus compinches son los únicos piratas con los que ahora puedo tener contacto, pero son producto de la imaginación de guionistas de cine y nunca han existido.
Sin embargo, ahora mismo y no lejos de aquí, teniendo en cuenta que las distancias en el planeta se recorren cada día más rápidamente y con mayor facilidad, tenemos piratas reales matando a gente de verdad.



Mi amigo y colega Tomás Zori, un marino mercante que sigue ejerciendo como tal desde siempre, me ha enviado este correo:


Hola Juan, el otro día me dijiste que yo era uno de los pocos marinos de nuestra promoción, que tu conocías que todavía andaba dando bandazos de un sitio para otro, es verdad Juan y, además, no me queda otro remedio. Trabajo de práctico en Nigeria para una compañía extranjera y en uno de los sitios mas peligrosos actualmente del mundo, en Bonny River, en el delta.

En el mes de enero pasado mataron al capitán del remolcador de apoyo que usamos por la popa del petrolero que estamos cargando.
Los militantes o piratas entraron en el remolcador y sin decir palabra le metieron 28 balas en el cuerpo al pobre capitán, James, que era amigo mío y además se iba a jubilar muy pronto, nunca le había hecho mal a nadie. Llevaba mas de treinta años trabajando en el delta, muy buen profesional y yo le agradecía siempre cuando oía sus palabras por el VHF, "Pilot, you are going well, 100 meters to the SBM, right ahead, you can stop you engine now".
Ahora acabo de volver del delta, nadie se acordaba del capitán James, es triste perder a un compañero aunque fuera nigeriano y su vida valiera menos que la de un rico europeo como nosotros. El mar ya solo es poético para la gente que no lo conoce. El marino se ha convertido en una terminal, manipulada por personal de tierra, que le dice en todo momento lo que quiere que haga.  Todo el mundo quiere una oficina para trabajar, tener lo papeles en orden y blindarse así mismo entre esas cuatro paredes y la frialdad de un teléfono que cuando no interesa algo puede decir que está reunido.
Juan, yo no tengo oficina y aunque esté al otro lado de tu mundo, siempre me has podido localizar. A cuantos marineros he conocido que no tenían teléfono y me decían " yo paro en un bar que dan fe de mí y me puede dejar cualquier recado", al final voy a volver a esa antigua filosofía, que alguien quiera dar fe de mí y me pueda decir los recados de los demás. Por lo pronto, le estoy cogiendo los recados al capitán James y cuando le vuelva a ver, en ese cielo reservado para los marinos que todavía navegamos, se los daré, seguro que le hará mucha ilusión saber que "no tiene ningún mensaje". P.D. Yo todos los días me acuerdo de él y tengo su voz y su cara grabadas en mi corazón de marino que navega porque quiere.
Tom corrió la media de Madrid y ha hecho 1h 28m que está muy bien para ser la primera. Ya te llamaré, abrazos Tomás.


Tomás, tú ya lo sabes bien, navegando se viven unos momento muy buenos, incomparables con ningún otro, los que son buenos y yo añoro muchos de ellos, pero ahora mismo me conformo solamente con haberlos vivido, pero también se viven muchos momentos malos y, como yo digo es el yin y el yang del marino.
Y dentro de la rara especie que son los marinos, tú y yo hemos sido y tú lo sigues siendo, de la subespecie ya casi extinguida y más frecuente en otros tiempos, de los que no nos hemos anquilosado en ningún trabajo o barco cómodo y las hemos pasado de todos los colores por tan diferentes lugares y situaciones, viviendo día a día y siempre en compañía de nuestra inseparable y tan familiar soledad. A veces, pasando de capitán de un crucero incluso con camarero propio a vivir en una gabarra que se cae de vieja,  con el olor a petróleo incrustado en los huesos y viceversa, una y otra vez. Yo siempre he dicho que mi maleta tiene ruedas y cuando algo deja de gustarme o se acaba solo tengo que darle un empujón y se desplaza a otro sitio. Para mí eso ha sido bueno, ya que hemos elegido siempre nuestro destino,  desde los tiempos en que íbamos al Golfo Pérsico en plena guerra y porque queríamos y me refiero al la del Ayatolláh Khomeini (¡ joder Tomás, que viejos somos!). Pienso que yo no lo hacía porque me pagaran mucho más, sino por experimentar vivencias, como por ejemplo en este caso el navegar en un petrolero de mas de 100.000 toneladas con todas las luces apagadas, lo más en silencio posible y refrigerando el casco del barco en la zona de la máquina con las bombas contra incendios para que no nos alcanzaran los misiles térmicos, eso se decía. Otras veces olvidarme del mundo durante mucho tiempo abandonado a una grata y fácil vida en el Sur de Tenerife, sacando a pasear turistas en un velero por las mañanas y subiendo a correr al Teide por las tardes, sin preocuparme de nada más. O los estresantes veranos del Estrecho con maniobras y más maniobras día y noche y así podría seguir y seguir hasta aburrir a todo el que esto leyera.

Para mí todo eso se terminó por una decisión espontánea pero segura que tomé cuando en Septiembre del 2003, el mismo día que había desembarcado por vacaciones del Vistamar, después de 3 meses navegando entre el Polo Norte, Groenlandia y los Fiordos Noruegos. Cuando Reyes y Diego que estaban en Galicia me fueron a buscar al aeropuerto de Santiago, en el coche del aeropuerto a casa y justo cuando tenía a Diego de año y medio en mis brazos, sonó el teléfono, una llamada de Juan Romero que me decía que en el MRCC de Valencia acababa de quedar una plaza libre. Automáticamente y sin pensar mucho, nada más llegar a casa envié mi currículum, e hice la llamada que tenía que hacer y a los tres días estaba en Salvamento Marítimo en Valencia trabajando de interino. Al año siguiente aprobé la oposición. Ahora de la vida de marino me tengo que conformar con recordar los buenos momentos, de lo que para mi ya son los viejos tiempos. Pero llevo al colegio casi todos los días a Diego, Reyes me tiene que aguantar todos los días también y me hago 400 kilómetros a la semana encima de mi specialized, 60 kilometros corriendo y 12 nadando, lo que necesito para poder estar a buen nivel en Ironman a pesar de mi edad.

Bueno Tomás, cuando estés en Guadarrama me das un toque y pasaré por allí y después de hacernos unos cuantos kilómetros corriendo por esos caminos de la sierra, nos sentaremos en el porche de tu casa y con unas cuantas cervezas recordaremos algunas de nuestras batallitas pasadas y tu me contarás las tuyas actuales. Aunque algunas no sean con final feliz, como la del Capitán James, que aunque nunca le conocí, también le haré un hueco en mi corazón de marino.