Pero Ángel había quedado con 4 colegas suyos de esos que llevan bicis de 15 kilos o más y con amortiguadores de 140, espinilleras y demás peculiaridades de este tipo de chiflados.
Al principio subimos casi una hora por una pista forestal en buen estado a ritmo de procesión de Semana Santa.
Para llegar a un mirador

Desde donde se veía Madrid
Una vez allí empezaron a avituallarse a pesar de no haber hecho más de una hora de pedaleo
.
Avituallamiento sólido.
Y avituallamiento líquido.
Y después empezaría lo que propiamente era lo único para lo que habían venido , después de casi 2 horas de coche y una hora subiendo, “la bajada trialera”
Estudiando por donde iban a bajar.
Yo ni me lo había planteado desde el primer momento bajar por donde ellos y decidí seguir subiendo ( por pistas) hasta la cumbre esa nevada que se ve allá arriba y luego la bajada por pistas rodeando todo el parque y de esa forma conservaría mis huesos intactos.

Así que continué subiendo por la pista forestal.
Al principio en buen estado, pero nada más pasar a la cara norte nieve y mas nieve y donde se había derretido barro y agua.

Cada vez más arriba.
Una subida muy dura por el desnivel pero, sobre todo, por la mala tracción y la dificultad de rodar sobre la nieve.
Pero llegué arriba
Unas fotos en la cima.
Desde donde se veía La Bola del Mundo.
Y a bajar al principio con mucha precaución por el hielo y nieve Y al final cómodo y muy rápido por pista seca.
Mientras tanto, los otros 5 a lo suyo.


Cuando llegué ya me estaban esperando en el bar.
Al final una ruta preciosa en una mañana soleada y perfecta.